Como se observa en la presentación anterior, la conversación nos impulsa a hacer algo nuevo siempre, nos comunicamos con palabras y depende de nuestro interlocutor el nivel en el cual, la misma se ubique; a través de la conversión con uno mismo o con otros, de forma presencial o a distancia, síncrono o asíncrono, ésta genera posibilidades de hacer una realidad diferente. Pero espera un momento, ¿comunicarse con uno mismo? Claro! podríamos señalar que la comunicación consigo mismo constituye un de los niveles de la comunicación, sin el cual, sería imposible conocerse a profundidad, aunque ello implique detectar aquellas características que no nos gustan mucho, pero que sin duda tienen la posibilidad de modificarse, claro está que sí el dueño del paquete hacia lo desea.
Aunado a dicho nivel existen otros asociados a la interacción con los otros; en un diálogo más privado o bien, con una franca intencionalidad de que otros nos escuchen o lean y conformar redes de opinión en torno a un tema.