Inicio esta aportación, reflexionando sobre aquellos momentos - característicos por desgracia en muchas personas en todo el mundo - en donde vamos a lugares cuando no deseamos ir; permitimos que nos molesten y nos pisoteen y frente a ello reaccionamos, en ocasiones, de forma inapropiada; pienso en aquellos lapsos en los que reímos cuando queremos llorar y, decimos que estamos muy bien cuando no lo estamos. Somos tóxicos, molestamos y amenazamos para después arrepentimos...en suma, recuerdo que no somos asertivos.
Dentro de la página Cuadernos ManualPráctico.com se afirma que la palabra "asertividad" se deriva del latín asserere, assertum que significa afirmar. Así pues, asertividad significa afirmación de la propia personalidad, confianza en sí mismo, autoestima, aplomo, fe gozosa en el triunfo de la justicia y la verdad, vitalidad pujante, comunicación segura y eficiente.
Se lee muy sencillo, no obstante, desarrollar una comunicación asertiva exige un buen nivel de autoestima y, entonces será necesario el fortalecimiento del autoconcepto que permita confiar en lo que se piensa y se siente así como, la autoaceptación que nos permite identificarnos como mujeres y hombres en capacidad de cometer errores y aprender de los mismos.